En el valle de Omo, el ganado es fuente de orgullo y riqueza, además de medio de supervivencia. Lamentablemente, Kara (Karo) se ha visto privada de este preciado bien debido a los efectos devastadores de las enfermedades y la sequía. Sin embargo, este no es el único desafío al que se enfrenta Kara. Con una población de sólo aproximadamente 1500 habitantes, son considerablemente más pequeños que las tribus vecinas. En consecuencia, no pueden establecer su propio mercado y deben viajar a Dimeka y Turmi Hamer para acceder al mercado más cercano. Además, esto significa que los Karo deben mantener relaciones pacíficas con las tribus más grandes, independientemente de las circunstancias.
Mantener la paz puede ser un desafío, particularmente cuando uno está asociado con el enemigo de otro. Aunque las tribus Hamers y Nyangatom son distintas, los Karo comparten un idioma similar con los Hamer, aunque con dialectos diferentes, y se casan con ellos. Desafortunadamente, los Nyangatom ven esta relación amistosa con sospecha y con frecuencia acusan a los Karo de ponerse del lado de los Hamers, lo que genera conflictos.
Vueblo de karo
La aldea Karo se compone de tres aldeas principales: Korcho, Dublk y Dus, siendo esta última la más grande. El camino que conduce a Dus se considera el más desafiante de la región de Omo, especialmente durante la temporada de lluvias.
Korcho, por el contrario, es el pueblo más accesible para los visitantes. Al llegar, uno es recibido por la impresionante vista del río Omo serpenteando a través del valle, con el telón de fondo del Parque Nacional Omo. La vista es verdaderamente majestuosa, lo que permite a los visitantes olvidar momentáneamente la dura realidad del valle de Omo.
Los niños Karo, con sus coloridas pinturas corporales, son un espectáculo digno de contemplar. Estas personas son famosas por su pintura corporal artística, que sólo rivaliza con las tribus Surma.
Embellecimiento de la gente Karo
Las mujeres Kara son conocidas por su sorprendente belleza y sus peinados únicos. Se afeitan los lados del cabello y dejan la coronilla, que retuercen en nudos bulbosos con ocre rojo mezclado con mantequilla. También se perforan el labio inferior y lo adornan con palitos.
Los hombres Karo pasan la mayor parte de sus días cuidando sus granjas y cabras. Sin embargo, saben relajarse y embellecerse en ocasiones especiales pintándose el cuerpo con carbón, tierra blanca, amarilla y roja que se encuentra en el valle. También hacen música y bailes hermosos.
Un hombre Karo cuando mata a un enemigo es considerado un héroe. Se hace un moño de pelo y luego lo tiñe de tierra y lo pinta con un color que contraste. Luego le pone una pluma encima.
Toro saltando en la tribu karo
Al igual que sus homólogos Hamer, los Karo tienen un rito de iniciación para los niños, que consiste en saltar sobre una hilera de toros. De no hacerlo, el niño no será considerado hombre y tendrá que esperar un año más. Esta actividad ritual comunitaria se realiza en un día especial elegido por los ancianos del pueblo. Los niños y niñas Karo pueden casarse con su consentimiento.